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Niños: juegos y risas


Después de la jornada acuática en la cual participó Josué, ya en casa más relajados y contentos con la experiencia vivida, me pidió que bajara de la pared de su cuarto, todas las medallas de su colección. "Mami, esta es la número 8"... Cada medalla nos trae un recuerdo, cada evento deportivo implicó días y horas de entrenamientos ya sea en su liga de futbolito preescolar, en competencias regionales de atletismo como la de Campeche o  en festivales acuáticos locales de natación. Practicar un deporte ha implicado compromiso con los horarios, con los pagos de clubs, la organización de agenda para estar puntual en las prácticas, con su material (googles, tenis o uniformes); escuchar a los coaches; trabajar en equipo; desarrollar agilidad, fuerza, resistencia, destreza y también la oportunidad de traducir comentarios como "no lo estás haciendo bien" o "deja de jugar en el entrenamiento" por puedes mejorar y vamos a entrenar.
      Al ver las medallas en sus manos me hizo pensar en la necesidad de movimiento que Josué ha expresado desde muy pequeño. Recuerdo que cuando asistió al preescolar sus clases favoritas fueron Educación Física y por supuesto, la de Recreo. Mi hijo necesita moverse, bailar, saltar, correr, esconderse, atrapar, reír, gritar, trepar, brincar... Requiere saciar su necesidad de movimiento para aprender y me encanta que hoy pueda hacerlo. Me encanta la idea de que hoy él tenga la oportunidad y tiempo para jugar y expresarse. Pero mi pregunta es ¿acaso no aplica esto para todos los niños? Es decir, la niñez es la etapa de exploración y reconocimiento del mundo que nos rodea y por naturaleza los niños son los mejores científicos, exploradores y los aprendices más entusiastas de la vida. Así que esta necesidad de movimiento es igual a decir ser niños...
        Anoche tuvimos la oportunidad de asistir a una presentación del libro de poemas infantiles KIMBOMBA por Iván Suárez Caamal acerca de los juegos tradicionales de la región y en ese espacio de recuerdos de antaño también nos compartían la alegría de que juntos desde el más pequeño hasta los más grandes de la colonia jugaban horas en el parque sin peligro alguno. Recordaban juegos como la chácara, pepino vecino, pesca-pesca, papagayos y más... todos estos juegos implicaban correr, moverse, brincar, esconderse, gritar... Lo mismo que mi hijo y muchos niños necesitan hoy: Tiempo para jugar.
      Confieso que en ocasiones ha sido un reto poder sostener la energía de mi hijo. Sin embargo, también estoy consciente y dispuesta a ofrecer salidas al parque, caminatas y muchas oportunidades para que Josué pueda poner en marcha su necesidad de movimiento y su derecho legítimo a SER NIÑO. 
      También acudimos a exposiciones de artes plásticas, ballet, museos o conciertos de distintos géneros musicales para desarrollar habilidades de sigilo, paciencia y respeto; además de enriquecer el movimiento con más sentidos y recursos que van desde la música, pintura, coreografías, caricaturas hasta el mundo de los videojuegos. La verdad es que disfrutamos mucho asistir a eventos en nuestra ciudad porque así aprendemos en el mundo real a través de experiencias cotidianas y participamos en las expresiones culturales al escuchar, ver, aplaudir o asombrarnos con la creatividad y talento de nuestra comunidad
       Gracias por estar aquí. Mientras tanto ¿ustedes qué opinan de este tema? ¿Logran sostener la energía de sus niños? En los comentarios son bienvenidas sus experiencias. Hasta la próxima, bendiciones💚🙋🌷

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