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¿Cómo conocimos la educación respetuosa?

El 11 de abril del 2017 tomamos la decisión de entender y vivir la educación de nuestro hijo de una manera distinta a la que se acostumbra en nuestras familias. Decidimos optar por una educación amigable para nuestro hijo y para  nosotros como padres. Todo el proceso que llevamos como pareja estuvo rodeado de investigaciones, pláticas (incluso muchos desvelos), emociones a flor de piel y sobretodo de mucha complicidad. Desde que nos dimos a la tarea de aprender más acerca de la educación basada en el hogar, sobretodo en México, nos pareció una idea muy positiva y sanadora para la familia. 
       ¿Y cómo llegó a nosotros este tema? Por medio de una charla de sobremesa con uno de mis hermanos acerca de lo que nos tocaba a continuación a Rafa y a mí, ya que nuestro hijo estaba en tercero de kinder y ya pre inscrito a la primaria pública cerca de casa; platicábamos sobre un video de TED acerca del Hackschooling en el cual un chico muy agradable llamado Logan Laplante explicaba su perspectiva de la vida y la felicidad. En ese video también mencionó a Sir Ken Robinson y su charla en TED 2006, una de las más populares por el mensaje de la creatividad y las escuelas. Recuerdo que comentamos que sería muy padre poder hacer algo similar en nuestra familia, pero en ese momento parecía una idea muy lejana y propia de otros países o culturas. Y fue así como se plantó en nuestra familia la semilla de la curiosidad y de la necesidad de seguir investigando acerca de estos temas de la infancia, la educación y el respeto. Días después, mi esposo me comentó acerca de un documental que encontró en youtube llamado La Educación Prohibida, el cual he recomendado y compartido muchísimas veces a familiares y amigos por todo el gran aporte que puede hacer a la sociedad en general. Es uno de mis documentales favoritos. 
         La información que más nos alentó a continuar indagando y a ir aterrizando las ideas la encontramos en los blogs y páginas de familias educadoras en México (SUPRAESCOLAR, ALAS, Aprendizaje Orgánico, Nuestras aventuras en casa, etc). En lo personal, me dio mucho gusto leer que había familias en nuestro país que practicaban este estilo de vida. Todos los aspectos positivos que se mencionaban en sus experiencias vibraban muchísimo con la manera en que deseábamos conducirnos con nuestro hijo. Por ejemplo, hablaban acerca del respeto a los ritmos y procesos de aprendizaje, de la conexión familiar, de lo importante que es la confianza en nosotros como madres y padres y de lo vital que es confiar en nuestros hijos. Todo esto simplemente nos hizo desear algo diferente para nosotros como familia ya que de repente pasábamos por dinámicas estresantes como desayunar a las prisas, apurarnos para llegar a tiempo a la escuela, al hacer las tareas o en las rutinas para dormir temprano. Al leer que otras familias habían decidido vivir sus mañanas con más armonía me motivó a seguir investigando.
      Y fue así como di con una persona muy especial para mi entender de la maternidad y la crianza respetuosa: Yvonne Laborda. Una gran mujer, madre, investigadora, escritora y terapeuta que con sus experiencias compartidas a través de su libro y videos me inspiró a tomar esta decisión de una manera más tranquila, consciente y gradual porque al principio yo me sentía ansiosa por dar de baja a mi hijo sin que finalizáramos el tercer año de preescolar. Confieso que incluso pasé por reacciones físicas al tomar plena conciencia de este gran proyecto familiar. Tuve fiebre, dolor de estómago, escalofríos y muchas lágrimas de miedo y emoción, ya que me causaba curiosidad y nerviosismo conocer las opiniones e impresiones de nuestra familia y amigos más cercanos. Sin embargo, al entender que todo tiene su tiempo y sobretodo, que la principal desescolarización que necesitaba vivir como mamá era la desescolarización mental, fui tomando las cosas con tranquilidad y perspectiva. Es decir, no se trataba de sólo dejar de llevar a mi hijo a la escuela y trasladar las dinámicas de maestro-alumno a casa. El origen de decidir por este estilo de vida se trataba de algo mucho más allá de sólo buscar mejorar contenidos académicos. Se trataba de entender cómo aprendemos como personas y de ser responsables del tipo de crianza que queremos para nuestros niños.
      Durante una caminata al parque, mi esposo y yo platicamos con nuestro hijo para explicarle que al terminar el kinder íbamos a vivir una aventura familiar que requería paciencia y algunos cambios en nuestras rutinas, la más evidente era que ya no lo íbamos a llevar a la escuela primaria, sino que aprenderíamos en un ambiente distinto. Hablamos de nuestro deseo de poder disfrutar el tiempo de su infancia; de que él sea feliz con él mismo, con su crecimiento; que pueda conocerse y aceptarse como un ser único con habilidades, destrezas e intereses que son propios de su esencia; que cuenta con nosotros para sus descubrimientos y desarrollos. ¿Cómo tomó la noticia? ¿Qué opinó en ese momento? Su respuesta fue un "Ok. Está bien". Y siguió corriendo en el parque confiando en nosotros como sus padres. ¿Y ahora qué opina? Ya con unos meses en esta etapa familiar sus respuestas han sido: "Me encanta. Me gusta estar así con ustedes. Sí me gusta porque me divierto más." Ahora él puede descansar las horas que su cuerpo necesita, puede dormir cuando realmente ya tiene sueño, puede jugar por más tiempo o leer un cuento cuando él lo desea. Salimos más al zoológico, al planetario, al museo o al parque. Y ese es un gran recurso que hoy valoro: el tiempo.
       Nosotros sí decidimos vivir el proceso de  "desintoxicación" que es sugerido para familias educadoras en el hogar. Es un proceso que nos sirve para conocernos, conectar y para permitir que la curiosidad natural tome su debido lugar en la familia. Así que cuando los chicos regresaban a clases en agosto 2017, nosotros ya vivíamos de manera simbólica nuestro proceso de desintoxicación. De hecho, nuestro proceso realmente inició desde que nos dispusimos a saber más y tomar decisiones.
       Para mí ha sido un completo reto y cambio de vida porque yo vengo de un sistema escolarizado, hablando desde que la enseñanza es una profesión de tradición en mi familia hasta el punto donde yo misma me caractericé por adaptarme a las reglas del sistema educativo: alumna becada por altos promedios y reconocimientos de maestros y compañeros. Incluso ese fue el perfil de mi carrera universitaria: docente de inglés.
        Ahora me encanta aprender en familia el arte del respeto. Disfruto mucho las actividades que hacemos juntos, por ejemplo, anoche asistimos al tercer concierto homenaje a The Beatles por parte de los alumnos y maestros de la Escuela Estatal de Música. Un verdadero espectáculo a nuestros sentidos musicales. Felicidades y enhorabuena a cada músico, en verdad se lucieron todos.



Pudimos asistir al segundo y tercer concierto. Una manera natural de acercarnos al idioma inglés y a la música.
      Por el momento los grupos de apoyo a los que pertenecemos son vía Facebook. Sin embargo, he logrado contactar en estos días a una familia que tiene planes de iniciar esta aventura aquí también en nuestra ciudad. Eso es nuevo para nosotros: compartir de manera más directa nuestras experiencias. ¡Qué emoción!
       Así que lo que comenzó como una charla de sobremesa hoy es nuestro nuevo estilo de vida. Gracias a todas las familias que han compartido tan generosamente sus experiencias; son luz para muchos hogares. También quiero agradecer a Rafa, a Josué y a Zuge (a nosotros) por ser valientes y escuchar esa voz interna que nos dice que este es un hermoso camino que vale la pena recorrer. 
        Les dejo unos links de la información que un día llegó a nosotros, esperando les sirva de enriquecimiento a sus investigaciones. Bendiciones a todos, hasta la próxima💜🌷🌈.
Visitando El Manantial. Hermoso lugar.
Hackschooling makes me happy - Logan LaPlante

Do schools kill creativity? Sir Ken Robinson

La Educación Prohibida  (Documental)

¿Qué es y cómo funciona el unschooling? (Yvonne Laborda)

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